Luis Aguilar. Montañista merideño

3 septiembre, 2019
Posted in Andinismo
3 septiembre, 2019 Expedición Andina

Luis Aguilar. Montañista merideño

Elaborado por Expedición Andina C. A. (Fabrica artesanal venezolana de equipos de montañismo, 2019).

Luis Aguilar fue un montañista merideño de los años ochenta, quien inspiro a gran cantidad de estos a respetar las montañas y encontrar en ellas ese misticismo que llena el alma. En Diciembre de 1988 sale para Ecuador junto a un grupo grande de merideños que escalan los volcanes ecuatorianos. Para Enero de 1989 tras una gran avalancha en el Chimborazo desaparece junto a un grupo de montañistas de distintas partes del mundo. Queda el vacío de sus mensajes y se encuentra entre sus objetos la carta que le dirige al grupo de merideños que trabajan desde 1986 en subir la cumbre del Everest. Al recibirse el permiso de ascensión emanado por la Embajada China (Octubre 1988) se emprende un proceso de entrenamiento y financiamiento que decepciona al andinista Luis. Decide antes de partir al Ecuador darles este mensaje a sus compañeros montañistas merideños, con la carta que a continuación se transcribe:

«Andes Venezolanos, valle de la Verde.-Para todos los integrantes de la primera expedición al  Monte Everest.

La montaña era callada, en el ancho espacio erguían se las montañas sobre el infinito cielo azul, el sol bañaba la blancura de las nieves y extendiese sobre los valles derritiendo las aguas congeladas que descendían juguetonas por toda la comarca.

Los frailejones agitaban sé con el alegre viento Andino,  y el hombre, el montañero parecía un extraño ante sus ojos.  Con la mirada puesta sobre las majestuosas cumbres, y en medio del silencio que penetraba todo mi ser meditaba solitario como sus compañeros de expedición se debaten en insignificantes conflictos mundanos; no tienen tiempo para contemplar tanta belleza,  las mutuas recriminaciones el egoísmo y la falta de mística e ideales hacen que el montañismo se convierta en algo estéril; mientras el águila volaba el amplio cielo para descender impecable sobre el majestuoso risco.

Todo es extraño, no hay sentido de la relación en el hombre; en cambio a mi lado serpenteaban armoniosamente las alegres aguas formando  cristalinos pozos que iban a perderse en la imponente, fría y azul laguna. Un montañero con mística tiene que acercarse a las montañas con respeto y con ideales de cumbre, de belleza, de entrega, de sacrificio y generosidad. Olvidar la fraternidad montañera, promover el egoísmo, son muestras claras de una falta de mística montañera que quisiéramos ver desterradas de todas nuestras montañas y montañeros.

Cierta educación básica y amistosa tiene que existir entre los que hacen montaña y se encuentran en las montañas. Todos los dones y atributos de buen ciudadano han de converger en el espíritu del montañero. El montañero tiene que ser un hombre repleto de ideales. Este debe ser el espíritu de los integrantes de la primera expedición al “Everest”, espíritu, mística e ideal que hay que infundirlo en las escuelas, colegios, universidades y a todo nivel, y lo que es  más importante en todo los grupos de montaña.

La unidad de los pueblos Latinoamericanos y el entendimiento de lo que significa la apoteósica presencia del “Chimborazo” en el Ecuador cósmico, un imperativo social y razón poderosa para acentuar la necesidad integracionista según los postulados de nuestro Libertador Simón Bolívar, que todo montañero debe divulgar y comunicar donde quiera se encuentre. La unión entre nuestros pueblos tiene que ser su mensaje; no podemos ser meros espectadores o dedicarnos meramente a escalar, el montañero tiene que ser portador del mensaje que acerque y acabe con todo lo que nos separa. Donde no hay armonía no puede existir la relación. En el animal los instintos de seguir y obedecer son naturales y necesarios para sobrevivir, pero en el hombre se vuelven peligrosos. En el individuo, el seguir y obedecer se convierten en imitación, de conformidad a un patrón social.

La inteligencia no puede funcionar sin libertad. Sólo el hombre parcial siente la necesidad de que haya igualdad. Sólo el hombre que se cree superior necesita mantener su división, su clase, sus normas, su jerarquía y el inferior siempre está esforzándose por llegar a ser superior; el oprimido por llegar a ser el opresor.

Para llegar a la culminación exitosa de vuestro reto se necesita  ser muy disciplinado. Disciplina significa aprender, a no someterse, a no reprimir, a no imitar el patrón que la autoridad reconocida considera noble. El sometimiento a un patrón determinado no es disciplina es sometimiento, esta disciplina nace de una cualidad de la mente que es total absoluta e incondicionalmente libre.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto, y después de haberlo analizado con detenimiento y haber discernido sobre la conveniencia de mi participación en vuestra expedición, he decidido separarme de ella, por no encontrar el Espíritu que debe mantener  unidos a sus integrantes.

Las águilas volaban en lo alto, cruzando el ancho cielo arriba en el espacio dando vuelta en amplios círculos con leve movimiento  de sus cuerpos; solitarios, y sin huella era su vuelo, que surcando el firmamento, el azul del cielo siempre alejándose iba; y la belleza de las montañas, de las nubes, de las estrellas desciende sobre la tierra y la verdad está ahí, donde nunca ponemos la mirada.                                                                                         

Luis Aguilar.»