Elaborado por Expedición Andina C. A (Fabrica artesanal venezolana de equipos de montañismo, 2019
En 1922 el geólogo suizo Moritz Blumenthal, quien visito los andes venezolanos, hace referencia en su informe al hombre del hielo al sorprenderse de la tarea que desempeñaba Francisco Araque, la cual consistía en bajar trozos de hielo desde la Sierra Nevada hasta la ciudad de Mérida, sobre su espalda cubierta con una cápita trasladaba unos 60 kilos de hielo azul cortado en la madrugada a orillas del glaciar del pico Espejo, corría cuesta abajo y a orillas del rió Chama subía la cuesta por la plazoleta de La Columna, para llevar el tan esperado hielo al mercado principal. Blumenthal se admiró de que un país tropical podía disfrutar de sorbetes durante todo el año, resaltando la labor de quien denomino el hombre del hielo.
Por su parte A. Günther, en su visita a la Serra Nevada en 1939, comento que los reportes de M. Blumenthal en los años veinte sobre el hombre del hielo de Mérida, habrían hecho una confusión en Londres entre este y el hombre de las nieves del Himalaya generando inquietud entre los exploradores por descubrir de que se trataba.
Años más tarde esta labor fue desempeñada por otros oriundos de la sierra, no solo para la ciudad de Mérida, sino para llevarlo a otros sitios poblados y compartirlo con sus habitantes en forma de sorbetes, raspado o cepillados en las fiestas comunales. El hielo era trasladado a Los Nevados, El Morro, Acequias y otros pueblos del sur donde todos recuerdan a Miguel Castillo, quien llevaba el hielo y tenía una maquinita que lo raspaba, colocaban horchata y vendía a los niños por una locha. Para los años cuarenta del siglo XX, los buscadores del hielo glacial lo hacían con el objetivo de ganar un poco más de dinero, ya que se vendía entre 3 y 20 bolívares el trozo de hielo entregado (el precio dependía de los kilos que pesaba el hielo). Comentan los hijos de estos buscadores del hielo, que era una opción para la economía del momento pues las labores de agricultura y labriego estaban en decadencia y deterioro dificultándose cubrir los gastos mínimos de una familia. El buscar hielo glacial era un duro y arduo trabajo, pero generaba recursos económicos con rapidez.
Pocos conocen de este oficio practicado por los montañeses oriundos de la Sierra Nevada merideña, no obstante en crónicas de la ciudad y con los hijos de estos personajes se pueda evidenciar tan noble trabajo que en los informes de los extranjeros visitantes de principios del siglo XX los denominaron hombres del hielo.
Otros personajes, además de Miguel Castillo, que también trasladaban el trozo de hielo glaciar a las zonas pobladas para los años de 1940-1950 fueron Juan Jerez, Valentín Rodríguez, Eugenio Sánchez, Augusto Castillo, entre los nombres que hemos podido conocer. Estos hombres conocían muy bien la Sierra Nevada de Mérida, consideraban las montañas heladas como lugares sagrados no aptos para las multitudes. Fuente: Mendoza, 2013. Representaciones Socioculturales de los Guías naturales de la Sierra Nevada de Mérida en los pobladores de Los Nevados y su impacto ecológico. En: http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/45781