Elaborado por Expedición Andina C. A (Fabrica artesanal venezolana de equipos de montañismo, 2019)
El andino comúnmente llamado gocho en Venezuela es originario de la Cordillera de Los Andes. Los Andes comprenden los estados Táchira, Mérida, Trujillo, Zulia y parte de Lara, no obstante se identifican como andinos y/o gochos a los que habitan o son nacidos en los estados Táchira, Mérida y Trujillo.
En su recorrido la cordillera abarca 8500 kilómetros de longitud, 11° latitud N a 56”S, bordeando el Océano Pacifico en su extremo meridional, en su extremo más septentrional coincide con la Sierra de Santa Martha en Colombia, y con la depresión central de Lara en Venezuela, desde allí hasta la Tierra dl Fuego Patagonia y la parte más sur de la cordillera Antar- Andes. Es la cordillera montañosa más larga del mundo, comprende siete países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, que también son denominados países andinos, que a su vez colindan varios de ellos con la selva más grande del planeta el Amazonas.
Esta cadena montañosa es parte integral de la historia sudamericana. Grandes civilizaciones se elevaron y se extinguieron en sus alturas dejando como testigos impresionantes construcciones, restos de utensilios, tejidos, orfebrería, cerámicas, lenguas y saberes, sistemas hidráulicos, calendarios agrícolas, sistemas de astronomía, mapas, restos arqueológicos que continúan apareciendo cuando se extienden las urbes modernas y santuarios de alturas cuando a nivel deportiva se visitan las cumbres nevadas sobre los 5000 msnm. Es una cordillera que impresiona cada vez más con su sabia cultura a lo largo de los 8500 kilómetros.
Este territorio está afectado por diversas condiciones como son las propias del Ecuador y del Trópico de Capricornio, aunado a los helados vientos Antárticos y constantes sismos. Fenómenos como la corriente fría de Humboldt, que corre paralela al litoral por el océano Pacifico viajando de sur a norte, y la conocida corriente de El Niño, corriente cálida que va de norte a sur, afectan el clima en las montañas y estas muestran en su recorrido gran diversidad de ecosistemas. Los Andes ofrecen diversas y escalonadas condiciones materiales para la agricultura y se producen variedades de frutos con límites que implica transformaciones adaptativas múltiples para su exploración, su comercialización y se condiciona la cultura y vivencia cotidiana dando paso a grandes grupos humanos con sus procesos socio culturales que hoy en día son reflejo de una adaptación a las diversas condiciones ecológicas, a sus tierras tanto como a sus hombres de montaña.
Pueblo andino como los Aymara y Quechua entre Bolivia y Perú, los Mapuches entre Chile y Argentina, Otavalo en Ecuador, Tayrona en Colombia, los Guajiros, Bari y Yukpa en el extremo septentrional colombo venezolano, aún se mantienen diferenciadas como etnias a pesar del mestizaje colonial, y son evidencias de la adaptabilidad al entorno de montaña con sus riquezas culturales. En la Sierra de Mérida en Venezuela, encontramos andinos residentes en los pueblos más alejados de las urbes, como en Los Nevados, Mucuchíes, Acequias, Timotes, Mucutuy, Lagunillas quienes son indígenas producto de un mestizaje con claras evidencias culturales “amerindias “ como concluye Esteban Mosonyi (1995), al referirse a su cultura, sus creencias y sus posturas frente a la agricultura. El saber campesino que manifiesta en sus costumbres y rituales que rara vez es visto como fuente de aprendizaje, o como conocimientos para el intercambio de ideas, recientemente están siendo valoradas y consideradas como fuente de saberes importantes.
La montaña, entonces, ha dominado y el montañés ha sido un profundo conocedor, capaz de situar su hábitat en los lugares más favorables, minimizando los riesgos, aprovechando las condiciones climáticas y los recursos naturales en su función ecológica. Es decir, el andino ha vivido inmerso en la naturaleza, en un medio que conoce bien, desarrollando maneras predictivas al someterse a las imposiciones de esta. Dicho conocimiento se enmarca en una concepción mítica, en la cual la cultura montañesa, arraigada en la naturaleza es dependiente de las condiciones ecológicas. Recurre al mito para explicar el funcionamiento de la naturaleza, la complejidad topográfica, la energía de los procesos geomorfológicos, la vivacidad biológica, la fragosidad de la vegetación.
Esta adaptación montaña-montañes, se fundamenta en las características morfológicas del territorio y la manera en que los grupos humanos incorporan o desarrollan las tecnologías necesarias para auto sustentarse, así como el desarrollo cultural que genera esa adaptación y que aún nos sorprende. Para Luis Guillermo Lumbreras (1999) se puede caracterizar de sur a norte en 6 regiones: el extremo sur o Antar Andes, Andes meridionales, Andes centro-sur, Andes centrales, Andes septentrionales y el extremo norte andino.
No se trata de un mundo homogéneo, como en líneas anteriores se han caracterizado, la cordillera presenta espacios geomorfológicos diversos, con la mayoría de los climas conocidos en el planeta, allí surgen diversas formas de subsistencia, y por ende conjuntos humanos con sus peculiaridades culturales bajo un solo eje: la Cordillera de los Andes. Sus habitantes, históricamente muestran una cultura alfabetizada ecológicamente, pues comprende los ciclos de la naturaleza, principios de independencia, de circuitos de retroalimentación, de asociaciones e intercambios, de facilidad y diversidad, que permiten su adaptación y presentación hasta nuestros días. Desde los primeros pobladores, con evidencias arqueológicas de más de cinco mil años A.C. (como la civilización Caral en Perú), hasta hoy en día mantienen vivas estas capacidades de comprender los principios ecológicos, se reflejan en la cosmovisión amerindia de sus pobladores a lo largo de la cordillera.
Para concluir, el gentilicio andino, comúnmente llamado “gocho” en son peyorativo, implica en sí mismo mucha grandeza y sabiduría frente a la naturaleza. El “gocho” o andino es oriundo de la cordillera montañosa más grande del planeta y recorre unos siete países de Sur América. Es la cuna de culturas prístinas con amplios conocimientos.