Elaborado por Expedición Andina C. A (Fabrica artesanal venezolana de equipos para montañismo, 2019)

Si tuviéramos que pensar en el elemento corporal más importante en proteger de las inclemencias del clima, rápidamente nos vendría a la mente la imagen de la cabeza y los pies.  Reza un dicho “Si tienes los pies fríos, ponte un gorro”.  La cabeza descubierta actúa como un radiador y puede ser responsable de más de la mitad de la pérdida del calor del cuerpo.  A medida que el cuerpo se enfría, se reduce el flujo sanguíneo hacia las extremidades para calentar zonas más vitales, como la cabeza. Ponerse un gorro ayudara a contrarrestar ese efecto.

Los escaladores y montañistas suelen llevar consigo diferentes tipos de gorros.  Los gorros aislantes más calientes son de lana, polipropileno o fibra térmica (fleece).  Los pasamontañas son muy versátiles, ya que pueden cubrir a la vez la cara y el cuello o llevarse enrollados para descubrir el cuello. Puede ser conveniente llevar dos gorros aislantes; un segundo gorro abriga casi tanto como un jersey de repuesto y pesa bastante menos.

Los gorros impermeables son bastantes útiles, ya que proporcionan más ventilación y suelen  ser más cómodos que la capucha de la chaqueta. Hay gorros para la lluvia hechos con tejidos impermeables/ transpirables, que permiten mayor ventilación. La capa exterior ideal es sin aislamiento, totalmente impermeable al viento y al agua, y completamente transpirable; no existe ninguna prenda que pueda cumplir por si sola todos estos requisitos, pero hay una serie de estrategias que nos permiten acercar al objetivo.

Con la llegada del frió, y en especial para los que están en la naturaleza, incluso cuando esta muestra su cara más hostil, se hace necesario proteger la cabeza de la perdida de calor. Llevar un buen gorro resulta para un montañista tan importante como contar con un buen morral, chaqueta o saco de dormir, para no perder por el cuello y la cabeza el aire caliente que tanto cuesta generar.  Un gorro es un almacén  de aire cuya temperatura se eleva por el calor que irradia el cuerpo y que se regula por la circulación de la sangre en ese momento, es así como el gorro por sí solo no da calor. La temperatura va a depender de diversos factores como la elección de la talla,  la capacidad del individuo en general, que puede verse mermada por desgaste físico y falta de hidratación;  la cantidad y calidad de la ropa que lleve el montañista en el resto del cuerpo, debido a que  la circulación sanguínea se restringe a los órganos vitales si existe algún desequilibrio, cerrando los capilares que distribuyen sangre a las extremidades, si esos órganos se mantienen a buena temperatura con la ropa la generación de calor corporal mejora. Finalmente hay que señalar las inclemencias del clima y su intensidad.

Los gorros de algodón para el sol con faldones protectores para el cuello y las orejas son bastante populares para ascensiones glaciares. Una gorra con un pañuelo sujeto con imperdibles, puede cumplir el mismo objetivo.  Un pequeño arsenal de gorros en un bolsillo a mano, proporciona un sistema rápido para adaptarse a los cambios de temperatura. Es aconsejable llevar un gorro lo bastante fino como para poder llevarlo debajo del casco de escalada.

Para prevenir la desagradable experiencia de ver volar un gorro montaña abajo, se recomienda coserle unas cintas para la sujeción. Expedición Andina, ofrece sus gorros térmicos, duraderos y livianos.